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Crónica del Congreso por Nieves Gómez


Las XII Jornadas de la Asociación Española de Personalismo, organizadas junto con la Fundación Bioética y la Sociedad Andaluza de Bioética, han girado en este peculiar 2020 acerca del valor de las profesiones sanitarias, así como de los riesgos a los que se enfrentan en los tiempos venideros, que requieren de un pensamiento sereno y de una visión a largo plazo. Un foro en el que hemos participado presencialmente un pequeño grupo de asistentes, debido a los problemas generados por el coronavirus,y que ha sido seguido, gracias a la competente organización técnica, por numerosas personas de América y otros países de Europa. Unos días intensos en los que pensar,guiados por ciertos expertos,acerca de algunos desafíos del siglo XXI.

Juan Manuel Burgos, presidente y fundador de la Asociación Española de Personalismo, analizó, en la conferencia inaugural las tensiones, críticas y cuestionamientos a las que está sometido el concepto de persona. Y, en concreto, consideró que se pueden estudiar a través de tres procesos: el descrédito teórico, la falsa apropiación y la ampliación distorsionadora. Cada uno de ellos distorsiona el concepto de uno u otro modo y se basan en teorías con mayor o menor arraigo teórico y práctico. Los bioéticos personalistas, con mirada abierta a la realidad, deben asumir los retos y aporías que plantean estas teorías pero manteniendo siempre la validez e identidad de esta noción que es un baluarte del ser humano porque incorpora intrínsecamente la idea de dignidad.

La Dra. Elena Postigo analizó con detalle la realidad del transhumanismo, particularmente las posiciones de AndersSandberg, DonnaHaraway y RosiBraidotti y el horizonte que se le abre a la bioética ante la voluntad de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana, que van desde el mejoramiento genético hasta el moral o afectivo. Ciertamente, la bioética tiene mucho trabajo por delante, para pensar acerca de los siguientes peligros: la eugenesia, la “ética de la contingencia” -utilizar al hijo como objeto o producto mejorado-, la neuroética, etc. Como otras áreas de la Filosofía, la Bioética se presenta como un saber con capacidad para establecer un diálogo interdisciplinar, junto con la ciencia, la ética y las ciencias biojurídicas, con el objetivo de analizar el alcance de esta nueva forma de materialismo antropológico y antihumano.

En la misma línea se movió la conferencia del profesor norteamericano James Beauregard, mostrando los riesgos de un reduccionismo biológico y los peligros que esto tiene para la Bioética. Es el punto de partida el que falla, pues la persona no es solo una realidad biológica; en este sentido, apuntaba hacia el libro Theethicalbrain, de Gazzaniga y hacia la necesidad de acuñar una visión de la tecnología gestada desde dentro del personalismo, de tal manera que no se vuelva anti-humana.

La reflexión giró también alrededor de varios temas de gran interés, con la realización de algunas mesas redondas, como “Avances en el comienzo de la vida” o “Morir vivo, última cordura”, donde se presentaron los riesgos ligados a las técnicas de contracepción, la ectogénesis o útero externo o el socialfreezingque están fomentando grandes corporaciones (la práctica de congelar ovocitos durante los años fértiles de la juventud de la mujer, para implantarlos y llevar su formación a término en la madurez) así como las innovaciones debidas a las células madres y a la Naprotecnología -Natural ProcreationTechnology-, una técnica desarrollada por un ginecólogo norteamericano que busca sobre todo las causas de la infertilidad e intenta solucionarlas, a diferencia de las técnicas de reproducción asistida, que quiere forzar la concepción a toda costa, sin tener en cuenta las consecuencias ni para la madre ni para el hijo.

Se habló también de la edición genética y de los riesgos que esta tiene, especialmente a nivel ético, como explicó la Doctora en Biotecnología Lucía Gómez Tatay. “Editar genéticamente” a las personas implica la destrucción de embriones humanos, la realización de “niños a la carta” (y el consiguiente rechazo al niño “no perfecto”), la “mejora genética” y la vulneración del consentimiento informado, con consecuencias no solo éticas sino también jurídicas.

El tema de la eutanasia también fue abordado, contando con la experiencia de los sanitarios que están en primera línea y se dedican a cuidados paliativos, así como de una visión más teórica, como la realizada por la Catedrática emérita de Filosofía Moral y Política Margarita Boladeras, quien afirmaba que, a fin de cuentas, el proceso de morir forma parte de la vida y por ello debería ocupar un puesto relevante, así como la reflexión sobre la importancia de los vínculos interpersonales.

En el mismo sentido, el Catedrático de Filosofía del Derecho y política y también miembro del Comité Nacional de Bioética Vicente Bellver señalaba las “Aporías de la legalización de la eutanasia”, pues lejos de ser un “derecho”, más bien la realidad es que la eutanasia es un fracaso social.

Hubo en este congreso también un espacio de reflexión para el Covid, particularmente de la mano del Jefe Clínico de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, del investigador español en Oxford Miguel Muñoz Ruiz y del Presidente del Comité de Bioética de España, Federico de Montalvo, quien ofreció una reflexión desde el punto de vista ético y legal sobre la estrategia de la priorización en la pandemia de Covid-19 y quien llamó la atención sobre el hecho de que durante la situación vivida en los últimos meses se haya empujado a países que no son utilitaristas a tener que serlo y se haya generado un concepto tan confuso como el de “valor social” de unos ciudadanos frente a otros. Indudablemente, según Montalvo, esta situación también podría abrir una puerta a la esperanza, al haber despejado el camino hacia un nuevo panhumanismo y una revalorización social de las profesiones sanitarias.

Asimismo, también se atendió a la creciente cuestión sobre el animalismo y su lugar en una ontología pluralista, de parte del Dr. Alfredo Marcos, quien planteaba que, ciertamente, todos los seres son valiosos pero que en sentido propio, lo que tienen los humanos respecto a los animales son deberes, al ser ontológicamente seres más complejos, con conciencia biográfica, subjetividad, etc.).

También se contó con la presentación del libro Leyendo entre líneas (Una historia crítica de la contracepción), a raíz del cual se mostró que el aborto ha acabado con 32 millones de vidas humanas en el mundo, una cifra que supera no solo la actual pandemia sino cualquier otra; y que, en general, la contracepción se ha movido en unos parámetros que mantienen una notable ceguera hacia las implicaciones éticas.

Sin duda han sido estas jornadas una ocasión fructífera para analizar los problemas más urgentes que tiene nuestra sociedad y para atender a nuevos campos de estudio.

Particular agradecimiento merece María Dolores Espejo, presidente de la Fundación Bioética y del Comité Organizador, quien con su esmero y eficacia, ha hecho posible que todo estuviese a punto, además de facilitar un espacio de convivencia cultural y personal con una visita nocturna a la Mezquita-Catedral y una estupenda cena en uno de los muchos lugares hermosos de Córdoba.

Por Nieves Gómez Álvarez

Información completa: https://www.bioeticacs.org/cib2020/

Programa Congreso Internacional de Bioética y XII Jornadas AEP

Organizan

Fundación Bioética

Asociación Española de Personalismo

Sociedad Andaluza de Investigación Bioética