La iconificación estética post-moderna y su efecto desintegrador en la persona

La mejora estética proporciona satisfacción humana y un incremento en la autoestima personal. Resulta comprensible e incluso deseable el embellecimiento para sentirse mejor y más aún si ha habido una herida, un accidente o si existe un defecto físico congénito. Es un hecho que cada vez más personas en el mundo se embellecen o se dedican a embellecer a otros. La belleza está más de moda que nunca. Pero como es tan grande y sublime, si se enclaustra en un molde único, en un estereotipo o icono de moda, se queda sin aire. La autenticidad de la belleza no debería banalizarse encajándola en una única talla, o identificándola con una selecta celebrity que la encarne espectacularmente. Uniformar la belleza o hacerla depender de unos parámetros prefijados arbitrariamente es poner un gran obstáculo para que pueda expresar la totalidad de su verdad y de su bondad. A través de la publicidad, los mass media y algunas clínicas estéticas, se está difundiendo un nuevo concepto de belleza que representa una visión unidimensional de la persona, reduciéndola solo a physis. El cuerpo humano se convierte en una plataforma física, en un campo de experimentación aislado donde se puede intervenir de cualquier modo y cuanto se desee con tal de conseguir el icono de moda, por cierto, inalcanzable para la mayoría de personas. Si la belleza es un bien y un encanto para el hombre, ¿por qué convertirla en una fuente de sufrimientos imponiéndole un icono que acaba fragmentando a la persona que lo busca ansiosamente.

Tipología

Artículo

Numero Revista

8

Año

2018

Autor

García-Sánchez, Emilio

Etiquetas

iconificación, integridad, estética, identidad